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El proyecto emancipatorio de Enrique Dussel y la concepción marxista leninista (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

El  trabajo consta
de tres capítulos: en el primero se  asume, por parte
del autor, la concepción materialista  de la 
historia 
de  Carlos
Marx,  como  indispensable  elemento
metodológico de partida; en el  segundo capitulo se
realiza un análisis  pormenorizado de 
los  principales  puntos  de  vista 
de  Enrique  Dussel; inicialmente  se hace
referencia al intento de negar toda  la filosofía  anterior, para luego
ofrecer la metafísica  de  la
alteridad  como alternativa  a 
esta labor destructiva;  en el tercero se exponen
los puntos de vistas de  Dussel acerca de Marx en una 
primera  y  segunda etapas.

La metodología utilizada para el
análisis fue la siguiente: hubo una primera etapa de
trabajo con las obras de Dussel, donde de manera clara y precisa
se constató cómo este autor se desentendía
de todo el pensamiento
anterior incluido el de Marx, para luego formular sus propios
puntos de vista. No fue difícil percatarse de que,
detrás de todo un lenguaje
ambiguo y complicado, se encontraba una ética para
las relaciones
humanas, la cual partía del uso de los preceptos
bíblicos: "cara a cara", y el "boca a boca", 
fundamentada mediante la  opción por "el otro" y
utilizando como conceptos claves: La Erótica
(relación varón- mujer),
Pedagógica (Padre-    hijo, Maestro-
alumno), Política (Hermano-
Hermano). (Esta etapa fue muy bien analizada por los autores
Germán  Marquínez y Gilberto 
Pérez Villacampa). Hay un segundo momento de gran
importancia, y es cuando Dussel se introduce en el
análisis de las obras de Marx:  "Los Grundrisse y los
Manuscritos del 61 al 63", mediante las cuales este asume una
interpretación muy original y peculiar de
Marx; se trataba entonces de descubrir el porqué de la
asunción de la teoría
marxista como elemento doctrinario, luego de haber afirmado
durante toda una etapa que éste – al igual que toda la
filosofía nordatlántica – era poseedor de  un
pensamiento opresor y totalizador.

Además había que establecer si en realidad se
asumía por parte del Dussel el pensamiento de Marx de
manera creadora, o si se manipulaba y adaptaba a los preceptos
formulados por él en su obra; este fue el momento
más complejo por cuanto en la literatura consultada no se
había realizado un análisis con el rigor necesario
para determinar en realidad su posición al  respecto,
hay que tener en cuenta que Dussel muy al contrario de la
tradición marxista se dedica a hurgar en toda la
papelería marxista inédita, para tratar de
encontrar elementos novedosos que le permitieran fundamentar sus
concepciones, es decir, hay una manera muy peculiar de asumir la
doctrina marxista que es la de llevar a Marx a su teoría,
muy por el contrario de lo que nos tiene acostumbrado a hacer la
tradición Marxista .  

Se realizó la  revisión
bibliográfica  minuciosa  de  las obras de
Dussel  y  de  las se otros autores que han
abordado su concepción. En el capitulo dedicado a los
Grundrisse, se utilizó la edición
en español,
que se traduce del francés y que difiere en algunas partes
de la versión  utilizada por Dussel, no obstante se
cotejó – en  los casos necesarios – con la
edición en ruso.

Capítulo 1

LA CONCEPCIÓN
MARXISTA
DE LA SOCIEDAD.
ASPECTOS METODOLÓGICOS DERIVADOS DE SU ESTUDIO

Se analiza el pensamiento filosófico
latinoamericano  tomando como punto de partida una
cosmovisión marxista leninista,  en virtud  de
que dicha concepción parte del papel y  lugar 
del hombre 
en  la  sociedad,  y de su 
expresión  en  la  praxis
política;  este  último 
elemento,  medular  en  la  filosofía
latinoamericana.

    Hoy  en  día  cuando
se pone de moda el proyecto 
de  fin  de ideologías, de fin de la historia;
cuando de muchos se apodera el nihilismo en
cuanto a lograr un discurso
coherente  que permita  al  hombre orientarse en
el complejo  mundo  social, aparecen teorías
que tratan de encontrar una explicación para la 
praxis  humana.  Pero el hombre
tiene  en  su  haber  el discurso 
marxista acerca de la comprensión  materialista 
de los fenómenos sociales, lo que le ha permitido
una  reflexión científica sobre este complejo
mundo.

    El hecho de que una idea haya sido
interpretada, o  utilizada de  manera inadecuada, no
significa que se deba  renunciar  a ella
obligatoriamente, máxime si se trata de una
teoría  (2). Esto es lo que está ocurriendo
actualmente cuando se acude  a "nuevas  maneras" 
de pensar la  realidad,  desconociendo  la
alternativa marxista acerca de la sociedad, 
circunscribiendo esta sólo a la obra científica de
los clásicos,  al margen   de 
la  evolución  de  esta 
forma  de  pensar    en correspondencia
con el desarrollo
posterior. (3)

    Se  debe  partir  de 
un análisis  marxista  para  tratar 
de encontrar una visión correcta de los fenómenos
de la sociedad americana, al igual que hicieron otros pensadores
de esta parte  del mundo como Mariátegui, Ché,
Fidel,  Arismendi, etc. (4)

    Marx elaboró su doctrina sobre la
sociedad a partir de las concepciones de dos pensadores que
desempeñaron un papel importante en la Historia de la
Filosofía: Hegel y
Feuerbach. Las posiciones hegelianas y feuerbachianas de carácter contrapuesto (materialismo e
idealismo),
fueron llevadas hasta un nivel muy elevado en  el
ámbito de la filosofía de su época.

Marx y Engels, en la crítica
a Hegel y Feuerbach,  sintetizaron los  elementos 
más trascendentales que se habían 
tratado  a través de la Historia de la
Filosofía (5); defendiendo  junto con ello una
posición clasista y partidista. Por esto y por la
trascendencia que tuvieron sus postulados hacia la  praxis
política es la consideración de que, con ambos
pensadores se produce  una  revolución
en la filosofía, cuyos  ecos  llegan hasta 
la  actualidad, sin los cuales se  hace 
imposible  el análisis de cualquier
problemática social de manera objetiva, en virtud de las
herramientas
metodológicas que esta doctrina aporta.

    En Feuerbach, a pesar de asumir una
posición materialista  en cuanto  a la naturaleza, al
llegar a la sociedad resuelve  de modo idealista la
comprensión de los fenómenos sociales. Para
él, la fuerza motriz
de la Historia es el amor, esto
equivale a  conceptuar  al hombre como género  ahistórico, 
atemporal, indiferenciado,  fuera de las clases (6); de
ahí  que  repita los postulados del humanismo
burgués, como consecuencia de no haber podido ser
materialista en todas las esferas, incluyendo  la
sociedad.

    Al hacer el análisis de
la filosofía
contemporánea, se  deben tener  en 
cuenta los elementos metodológicos 
señalados  por Marx  y  Engels  en las
obras:   Tesis 
sobre  Feuerbach,  La Ideología Alemana, Prólogo a la
Contribución a la Crítica  de la 
Economía
Política, Manuscritos Económicos  y 
Filosóficos del  44;  en las cuales se
destacan  errores  cardinales  que comete 
el  materialismo  premarxista, así 
como  también  el idealismo  
hegeliano  y que- según  se 
observará – tienen   gran actualidad en la
valoración de  la producción del autor  que se
analiza.

    En el estudio y
comprensión de la sociedad, según Marx, ocupa un
lugar central el problema de la práctica. En la obra Tesis
sobre  Feuerbach  – de acuerdo con el criterio de
R.  Pupo- este clásico descubre magistralmente
cuestiones tales como:

1)          
El  papel de la práctica en la Gnoseología
(como  base  y criterio  del conocimiento),
la  unidad  dialéctica  práctica-
teoría.

2)          
La  práctica  como  categoría 
sociológica  central,   la
práctica   revolucionaria  como 
unidad  del  hombre  y   las
circunstancias, la esencia del hombre a partir de las relaciones
sociales.

3)          
 Se  expone profundamente la comprensión
de  los  momentos objetivos y
subjetivos de la práctica social de los hombres. (7)

    Lo anterior pone en evidencia
que para Marx la práctica es el fundamento  de toda
relación humana, en virtud de que sólo  a
través  de ella se pueden conceptuar
integralmente  los  dos polos  que  le son
inherentes a lo filosófico: lo ideal y lo material.

    ¿Cómo
entiende Marx la categoría práctica?

    La 
práctica,  es el núcleo de la actividad,
y  la  actividad material  adecuada a fines. Es
una esencial relación  Sujeto-Objeto, 
donde  lo  ideal  y  lo  material 
interactúan,   se convierten 
mutuamente  en virtud de que en  la 
práctica  es donde  la  idea  coincide
más plenamente con  el  objeto  que
refleja. Esta  concepción  se 
contrapone  radicalmente al materialismo  mecanicista y
contemplativo feuerbachiano  y  a las ideas de los
idealistas dialécticos que conceptuaban  la
actividad  sólo  desde  el punto de 
vista  de  la  actividad teórica pura. El
elemento mediador práctica como núcleo de la
actividad, permite la humanización continua de la 
naturaleza y  con  ello  la transformación
del mismo  hombre  y  de  las
condiciones  en  que éste realiza su vida.
Con  ello  la sociedad  civil  deja de ser
comprendida como  tal  para  ser aprehendida como
sociedad humana socializada. El conocer  del hombre por
medio del marxismo no
conceptúa  en  la  relación
sujeto-objeto al primero como un ente pasivo aislado.

    Lo expuesto se  ilustra 
cuando  Marx  aduce  como  defecto
fundamental  de todo  el materialismo anterior 
el  concebir  las  cosas bajo la forma de objeto o
contemplación,  no  como actividad 
sensorial  humana,  por lo cual  le  es 
imposible comprender la actuación revolucionaria
práctico crítica. (8)

Por  tanto,  la  concepción
metafísica del  pensar,  aúna  al
mecanicismo y el carácter contemplativo de este 
materialismo y  no  permite mantener de forma
consecuente  dicha  posición filosófica;
pero, además, impide analizar dialécticamente 
la esencial relación sujeto-objeto, donde lo material e
ideal se convierten mutuamente en idénticos en virtud de
que el sujeto se aproxima constantemente a la aprehensión
del objeto,  cuya imagen refleja
debe coincidir con él. En Marx aparece también
el  concepto de tipo
vital y determinante de  actividad  para
comprender  la sociedad, es decir, la  actividad 
productiva. Marx parte de la producción como elemento
medular que permite analizar  los demás aspectos de
la vida social.  Al  respecto Rigoberto Pupo
apunta:

   "No  se  trata sólo de
considerar a la sociedad  sólo  como producto 
de  interacción  de los hombres, 
como  proceso 
de coincidencia  del cambio, y
transformación de los  hombres  y las
condiciones objetivas de su vida, sino que además,
en  el  marco  de la estructura de
la práctica determinar el  eslabón
fundamental,  alrededor del cual interaccionan los 
restantes eslabones.  Los  fundadores del marxismo
fijan  la  actividad productiva  como 
determinante, en tanto que la  base  de  la
existencia  de  la  sociedad lo constituye 
la  producción  y  reproducción de los bienes
necesarios para la vida." (9).

    La  determinación
de este eslabón fundamental  alrededor  del
cual   interactúan  los 
restantes  (actividad   productiva),
condición  indispensable para la vida de
cualquier  sociedad, es la idea  con la que inicia Marx
para explicar  la comprensión  materialista de
los fenómenos sociales A  partir de 
aquí, siguiendo la lógica
del proceso, describe  la concepción  de la
producción social como fundamento  de  toda
actividad humana, incluyendo lo espiritual, sin desconocer el
papel  activo  que corresponde a ésta en 
la  sociedad.Tal análisis  es  conceptuado
como dialéctico por el  marxismo  y revela 
cómo – a  partir  del elemento 
más  simple- se  puede expresar en forma
lógica todo el devenir histórico social.

    No se puede equiparar el
análisis marxista con la  concepción
hegeliana  acerca de la sociedad. Muchos críticos de
Marx  han intentado   identificar  a 
ambos,  (10)  partiendo   de   la
utilización de la dialéctica como teoría del
desarrollo.

    La 
dialéctica  hegeliana parte de  una 
posición  filosófica diferente,  toma
como punto de partida la "Idea en  su  forma
pura"  (11)  que se desdobla en la naturaleza y 
el  espíritu universal; pero Marx establece muy
claramente  la  diferencia entre su concepción y
la de Hegel cuando expone:

   "La  enciclopedia de Hegel al
comenzar, como lo hace,  con  la Lógica, 
con el pensamiento especulativo puro, y al  terminar
con  el  conocimiento absoluto, -con  el 
espíritu  abstracto autoconsciente, 
autocomprensivo,  filosófico  o  absoluto
(es decir,  sobrehumano)-  es  en su totalidad
nada  más  que  la muestra, 
la  autoobjetivación, de la  esencia 
del  espíritu filosófico,  y el
espíritu filosófico no es otra cosa que  el
espíritu  enajenado  del  mundo 
que  piensa  dentro  de   su enajenación, es decir,
comprendiéndose a sí mismo en forma abstracta."
(12).

    Esta concepción
deformada de la objetividad hace que:

   "El  hombre  real  y
la naturaleza  real  se  conviertan  en
simples predicados, símbolos de ese hombre irreal,
esotérico y de esta naturaleza irreal." (13) Por tanto
para Marx, la dialéctica
materialista  en oposición  a la de Hegel,
expresa el devenir real de los objetos  y 
fenómenos del mundo material. En su concepción
aparece el hombre real y concreto 
insertado en un tipo específico de  sociedad. 
Para desentrañar  los  "misterios" de
la sociedad  Marx  y  Engels investigaron 
las  contradicciones  del  modo  de 
producción capitalista,  pues la
producción  es  elemento  vital 
para  la sociedad, pero más allá de eso, hay
que investigar el modo  en que el hombre produce, en la base
del  cual se encuentran  las fuerzas 
productivas  con que éste interactúa 
con  el  medio natural para humanizarlo.

    El  hombre es portador de
la fuerza de trabajo y se  comporta como  
un  elemento  técnico  de 
las   fuerzas   productivas materiales. La
acción
de la fuerza de trabajo recae, no sobre cosas aisladas, sino
sobre un objeto, pero el objeto desde el punto  de vista del
marxismo es una categoría  histórica  por
cuanto es un producto humano. El objeto no es una 
categoría natural, sino social, se refiere el entorno
sobre el cual  ha llegado el proceso de humanización.
(14)

    Los  medios e
instrumentos de trabajo en mayor medida son  ya medios
sociales; pues ellos requieren de una actividad que no
tiene  como  fin inmediato el consumo. El
hombre  es  un  ser social,  portador 
de  la fuerza de  trabajo;  por  tanto 
el trabajo, el
objeto y el sujeto son  sociales, todos insertados en un
modo de producción concreto. Marx  investiga el
carácter antagónico del modo de producción
capitalista,  en  el  cual  existen 
las   fuerzas productivas,  como expresión
del grado  de  dominio del 
hombre  sobre la naturaleza y cuya forma  social son
las relaciones de   producción, que
están  en correspondencia con el  nivel y
carácter del desarrollo  de aquellas. En la base
de  estas relaciones  de  producción se
encuentran  las  relaciones  de propiedad   a partir de las cuales se
pueden  determinar  las clases
sociales existentes. Las clases dominantes tienen como
interés
primordial mantener las relaciones de producción  que
responden  a su posición privilegiada, para ello se
valen  de una  fuerza pública con medios
punitivos que permite  imponer sus intereses espirituales.
Por ello, según esta  concepción, las 
ideas de una época son las de las clases dominantes 
que brotan  de  la base del poder material
que poseen y  que  les permite mantener las relaciones
de producción existentes. (15)

    Marx  y Engels, partiendo de la
producción, investigaron  las
contradicciones   del  modo 
capitalista,  lo  cual  permitió
desentrañar las bases objetivas y subjetivas de la
revolución y las diversas relaciones sociales: la
actividad ideológica, el estado las
clases, etc.(16) Pero Marx no se limita sólo  a
ello,  pues el hombre hace su historia y por tanto 
no  puede esperar  al  cambio 
espontáneo  de  la  sociedad, 
sino  que conociendo  la  base real y objetiva
del  desarrollo  social, interviene  a
través de la actividad 
práctico-revolucionaria en   función   de  cambiar 
el  mundo,   para   hacerlo  
más racional. (17).

    Marx y Engels no se limitan
sólo a plantear el problema, sino que 
señalan  que  – en la sociedad
antagónica-  la  vía  más
efectiva  de emancipación ha sido y es la lucha de
clases,  a la cual catalogan como fuerza motriz del
desarrollo de  estos tipos de sociedades a
través de la historia. En el caso de la sociedad 
capitalista  le  dan una  connotación 
nueva  a  la explicación  teórica
del problema, al plantear que  la  clase
obrera  es  la   más revolucionaria,
pues  la  actividad  que desarrolla en el
ámbito de la producción,  le
permite   fijar como proyecto social la
emancipación propia como clase social y al mismo tiempo la
emancipación de toda la humanidad. (18)

    La anterior explicación
pretende dejar muy en claro la diferencia  entre  el
pensamiento de Marx con  respecto  a  otras
concepciones.  La  pretensión emancipatoria
del  marxismo  no puede   reducirse 
sólo  a  lo  europeo, 
pues   este   ideal desalienatorio 
tiene carácter universal y se identifica  con la
necesidad de un proyecto que elimine de una vez por  todas
la explotación del hombre por el hombre y permita 
remontarse sobre la prehistoria de
antagonismos sociales, para  escribir una verdadera historia
de la humanidad. (19)

    El   hecho 
de  que  una  teoría  o 
unas  ideas   se   tomen
incorrectamente  y  que  su 
aplicación  permita   justificar
intereses  mezquinos, no significa que se debe  
renunciar  a ellas.  Tampoco  se  deben
convertir las  teorías  en  dogmas
rígidos  que lleven a la equivocación. Hoy
más que  nunca  la humanidad  
necesita  ideales  emancipatorios  que  
permitan eliminar  las  calamidades sociales. Por 
ello  el  paradigma
marxista no ha desaparecido, sino que adquiere mayor 
significación actual. (20)

    El  obrero fue y es
todavía potencialmente revolucionario,  a veces 
inconscientemente  revolucionario. Para un 
obrero  no puede  escapar  el  hecho de
producir  palacios  y  vivir  en tugurios.
(21)

    ¿Qué
explicación se puede tener acerca de esto?

    ¿Cómo 
trabajar  en una fábrica donde  se 
producen  manjares apetecibles  y sin embargo estar
privado de una  alimentación
decorosa?

    Esta 
contraposición, que se da a nivel de cada obrero, es 
lo que  abona el terreno para que llegue una teoría
y  corrobore estos elementos. Obrero es el que trabaja en la
producción de bienes  materiales y por ello tiene
una  reacción  valorativa directa  ante los
problemas, lo
cual le permite decir: "esto es  injusto", elemento que se
confirma a cada momento en  la teoría.  En el
ámbito de  cada trabajador  se  da 
cada  día  la contradicción  entre
su capacidad de creación  y  el  proceso
intelectivo en que le da explicación a ello. Por lo
mismo  la pobreza no
puede presentarse como el elemento  caracterizador
de   la  actividad  revolucionaria 
del  obrero. El ideal emancipatorio del marxismo
no ha desaparecido, lo cual indica que  hay  que leer
las páginas de las  teorías  que 
permitan hacer  una valoración, desde los pueblos de
América
y  de  la periferia,  de  cómo debe
realizarse la lucha  por  un  mundo mejor.

La interpretación de la realidad
enajenante del  capitalismo
hoy  se  ha metamorfoseado, y la existencia del 
centro  y  la periferia  – junto a  las
transformaciones de la clase  obrera en el orden
cualitativo- hacen más difíciles la lucha por 
la
emancipación social;  pero no han desaparecido las
advertencias del marxismo acerca de la enajenación
humana:

    Lo  que  sale 
de  las manos del obrero  se  le 
escapa  para convertir en ricos a otros, de aquí el
fetichismo de ver  las relaciones  entre 
los  hombres  como  las  relaciones 
entre cosas. (22)

    Las  clases  no
siempre existieron, la  explotación  de 
unos hombres  por otros no siempre estuvo. El mensaje
de  Marx  es que  la  clase obrera por su
posición es la encargada  de  la
emancipación  de  toda la humanidad. El 
proletariado  es  la culminación del proceso
clasista. Si en épocas anteriores  el
tránsito  de un régimen social culminó
con la implantación de un  nuevo  sistema
explotador, con la clase  obrera  no  debe suceder
lo mismo, pues su interés no puede ser la
sustitución de una forma de explotación por otra,
sino el de instaurar un sistema social sin explotación.
(23) La clase obrera, a pesar de todas las derrotas que ha
sufrido el ideal del  socialismo
y  el  comunismo, 
a  pesar de  la  existencia  de 
un  mundo unipolar, es la única que contiene como
clase los  elementos necesarios  para 
lograr  la  universalidad  no 
vista   como elemento  
homogéneo,   sino  incluyendo 
la   variedad,   la diversidad como uno de
sus componentes.

    Por ello al analizar la
sociedad hay que incluir un ideal   clasista 
que  permita  definir  
concretamente   los intereses  que  se
representan. El centro y la  periferia  no deben 
conceptuarse  al margen de estas categorías, 
pues  se corre el riesgo de situar
en un mismo contexto la doctrina de los explotados y los
explotadores.

    La  clase burguesa, a
pesar de mostrarse como  representativa de intereses humanos
universales – en virtud de sus  intereses y  de su
finalidad explotadora (obtención de 
plusvalía)-  se escinde  hasta  el 
último  tipo  de  división 
atómica:   el individuo.  Se produce la
concentración  y centralización  de la 
producción.  Se  polariza  la 
riqueza  hasta  un   grado
inconcebible:  mientras  en un polo de la
realidad  existe  a veces  de  manera 
alarmante  el  lujo,  la  opulencia 
y  el derroche,  en  el  otro  polo
se  concentra  la  pobreza,  la
mendicidad y la carencia. (24) Hoy en día esto
aparece  dentro de los países, pero también
entre los países pobres y ricos.

Centro  y  periferia son conceptos
que  deben  ser  enfocados desde el ámbito
clasista para poder comprender  el proceso de  globalización en el cual está sumido
el  mundo actual,  y poder  entender  el
mensaje marxista acerca  de  la  sociedad
comunista sin explotación.

    La   clase 
obrera  y  su  paradigma  emancipatorio 
no   son privativos  sólo  de Europa: son
perfectamente  aplicables  a América, 
pero  lógicamente la teoría no 
debe  interpretarse como algo muerto; sino considerando los
contextos específicos para  trazar una correcta
orientación de la praxis  de  estos pueblos.
(24)

    En la siguiente visión
del Dr. Rafael Plá sobre el comunismo, por  cierto
esbozada en una polémica con Enrique  Dussel, 
se ofrece una valoración muy a tenor con lo planteado:

    "El  comunismo  es
la ideología capaz  de  llevar  adelante
consecuentemente  el proceso de universalización
abierto  por la  burguesía. Si la forma tosca
del comunismo no  ha  hecho  más 
que  retornar  (al  menos  en 
apariencia)  a   formas cuasifeudales 
de  negación del capitalismo, no  hay 
razones para  desalentarse en relación a que una
forma civilizada del  comunismo  complete la misión
liberadora,  que  objetivamente tiene ante sí."
(26)                                          

CONCLUSIONES CAPÍTULO I

    Según Marx, la clase
obrera constituye la clase más revolucionaria  
y  ello se debe a las condiciones  en  que
desarrolla su actividad. La pobreza no puede presentarse
como  elemento  caracterizador de la actividad 
revolucionaria  del  obrero. La pobreza
aparecerá en la concepción de Dussel 
como  un  concepto  de  gran
importancia,  hacia  el  cual  tratará
también de llevar a Marx pues- según aquel – ella
se  convierte en un presupuesto
necesario para la liberación.

En Marx y  la teoría 
marxista  el  elemento  metodológico 
central  es  el análisis  clasista, pero al
mismo tiempo, el  tránsito  hacia una sociedad
sin clases es trascender a la prehistoria humana  (27). Ello
demuestra que en Marx también subyace una ética
para las relaciones humanas. Trascender a la prehistoria humana,
eliminar los antagonismos sociales, constituye el ideal de la
sociedad comunista sin clases, sin
explotadores,    lo  cual se demuestra
científicamente al  revelar  las contradicciones
propias del capitalismo (28). Ello convierte   a Marx
en paradigma imprescindible para la liberación.

Capítulo 2

ELEMENTOS 
TEÓRICOS DE
LA DOCTRINA DE ENRIQUE DUSSEL

La  figura de Enrique Dussel se ha convertido en uno
de  los principales   representantes  
del   movimiento    denominado
"Filosofía  de  la 
Liberación",  en el cual  aparece  como
intención – casi  general para todos  sus 
representantes -  el lograr una reflexión original
sobre los problemas de  América
Latina.  En  Dussel,  al  igual 
que  en  el  resto  de   los
intelectuales
que representan este movimiento, está  presente
el  intento  de  redefinir  la 
historia  y  el   pensamiento
latinoamericanos, buscando zafarse de la tutela occidental
en sus juicios de valor y
concepciones en general. (29)

    Para  la realización del
presente trabajo se  utilizaron  las opiniones  de
algunos autores cubanos que han investigado  la obra de
Enrique Dussel:

    Eunices  Rossel y otros autores (30)
centran su  atención  en tres importantes
aspectos: a) la génesis del atraso económico en
América Latina, b) las vías de solución de
este  problema en  el continente, c) la teoría
tecnológica  dusseliana.  Ellos hacen una
valoración crítica  de la posición de
Dussel al situar en un primer plano el desarrollo
tecnológico, de lo cual se infiere que la causa principal
del atraso económico y el subdesarrollo  radica en el atraso
tecnológico. Los  autores opinan que Dussel centra su
atención solamente en un  aspecto del 
fenómeno  y  no en su causa, lo  cual 
asumen correctamente como  una limitación del autor
al abordar el problema.

    Gilberto  Pérez 
Villacampa analiza en su trabajo  (31)  las
características  principales  del  método
 analéctico  en  su primera etapa, cuando
desdice de todo el pensamiento anterior incluido  el de
Marx, y en la segunda etapa, cuando  comienza sus 
incursiones a través del prisma marxista. El autor 
hace una  valoración  exhaustiva acerca de
la  destrucción  de  la ontología  dominadora  por
Dussel,  y  a su falta de definición clasista en
su opción por "el otro".

    Al  caracterizar  la
segunda  etapa;  cuando  ya  Dussel 
se   ha compenetrado  de  alguna manera con
Marx, considera  que  los conceptos 
 del  filósofo  adquieren  mayor 
concreción,   al identificar  el  otro
como el "trabajo vivo",  el  trabajador mismo 
como  otro  que el capital. 
El  Otro  es  considerado idéntico 
a  la clase obrera y el capital como  elemento 
que subsume al trabajo vivo y la tecnología; dicho
autor caracteriza muy acertadamente esta etapa al conceptuarla
como un paso  de la  analéctica  por Marx,
donde lo que importa  no  es  tanto Marx, 
como la validación de la antropología  filosófica 
que Dussel había desarrollado en detalles. (32)

    Este  crítico  en 
otro  de  sus  trabajos  (33) 
expone  las variaciones de la obra Filosofía de
la  Liberación de Dussel, después 
de  haber  aparecido  sus  trabajos: 
La  Producción Teórica de Marx un
Comentario  a los Grundrisse; Carlos  Marx
Cuaderno  Tecnológico  Histórico.
Se  hacen  reflexiones  muy importantes 
acerca de las incursiones de Dussel en Marx;  se
expresa  que  la  crítica va 
dirigida,  no  contra  el marxismo ortodoxo, sino
contra el marxismo dogmático:  "…lo cual 
está  muy  a tenor con su intención 
actual  de  ir  al rescate del Marx original."
(34) También se apunta cómo en la nueva
versión de la Filosofía de la Liberación no
sólo se radicalizan los antiguos postulados de 
Dussel: "…sino que el propio Marx se ve  alumbrado 
por una doctrina ético-filosófica donde se
instala." (35) Sin embargo, no se precisan cuáles son las
tergiversaciones o manipulaciones de Dussel con respecto a
Marx. 

    Por otra parte  se realizó el
análisis de un artículo  de  Francisco
León  Tejera  y otros autores(36) en el
cual  se valora el antiimperialismo  de  Enrique
Dussel a la luz 
del  desarrollo tecnológico desigual, lo cual conduce
a una reflexión fuera  de las clases y, por tanto, a
una posición reformista.  Además se valora
cómo la toma de conciencia sobre
el oprimido hace que  Dussel  se  acerque  a
Marx  y  lo  tome  como  elemento
metodológico para comprender la sociedad, pero estos
críticos tampoco se adentran en los aspectos de la obra de
Marx que Dussel asume incorrectamente.

Cada   uno  de  los 
exámenes  realizados exhaustivamente en
cuáles  son  sus  
manipulaciones  más significativas  con respecto
a la teoría de Marx, sobre  todo en la última
etapa.            

    Al  abordar  la  obra de
Dussel no  se  puede  desconocer  el contexto
epocal en que se inicia en el cual hay un  despertar
del   pensamiento   latinoamericano 
que  toma   como   línea
fundamental lograr la emancipación ideológica, lo
que proyectaría la tarea de liberarse de  los 
"Centros  de Poder" que oprimen a la periferia y donde se
incluyen  países con  regímenes
económicos distintos, pero con  un  desarrollo
superior.

    El  esquema  de trabajo
dusseliano para lograr  tal  empresa,
transcurre por varios momentos:

1.    Determinación de los lineamientos
más trascendentales  de  la
filosofía  nordatlántica con el objetivo de
demostrar su carácter totalizador, de opresión y
justificación de la dependencia. Dussel plantea la
necesidad de la destrucción de  todo el pensamiento
filosófico opresor, es decir,  el  de los
países explotadores- en primer lugar- del europeo.

   2.   Formulación  
de  una  concepción  
filosófica   "nueva", 
auténtica,  original y que responda -a diferencia de
todo  el pensamiento  anterior-  a la
problemática social  de  América
Latina.

   3.  Construcción de un aparato categorial
propio  que  permita reflejar  
en   la  práctica  la 
problemática del   pueblo latinoamericano y
teóricamente determinar las vías, medios  y
fines  para  lograr una auténtica
liberación del pobre  y  el oprimido.

    Enrique  Dussel  define 
sus  objetivos,  al  caracterizar   la
Filosofía de la Liberación, de la siguiente
manera:

    " La Filosofía de la
Liberación o metafísica de la  alteridad
se  propone  más  allá 
de  la modernidad 
europea  y  de  la dependencia  
cultural   propia  a  
nuestra   Latinoamérica, descubrir  un 
camino que se va trazando en la  misma  praxis
liberadora del pueblo latinoamericano." (37).

    Esto quiere decir: encaminarse hacia la
praxis liberadora del pueblo  latinoamericano;  en
otras palabras, se trata  de  un proyecto de
liberación para América Latina.

    Como  se observará más
adelante, el lenguaje de
Dussel es  tan academicista, tan rebuscado, que a veces
se  hará  de  difícil
comprensión, y estará muy lejos de poder arrastrar
tras sí  al pueblo para lograr un universo cultural
al margen del  pensamiento europeo ni tampoco alcanzar un
proyecto de liberación.

A.   CRÍTICA 
A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL EN LA OBRA DE
DUSSEL.

Para caracterizar la Filosofía de Enrique Dussel es
necesario seguir   los pasos que ofrece este autor
para  independizarse de todo el pensar
nordatlántico.La primera tarea que cumple en su
metafísica de la  alteridad o 
filosofía  del pobre latinoamericano, es la  de
exponer los momentos más trascendentales  de la
Historia de la Filosofía, con el objetivo de 
demostrar dos cuestiones:  en  primer  lugar,
el  carácter  inservible  de  esta
filosofía  para América Latina en virtud del
lenguaje  y  los objetivos  de 
dominación  que posee y,   en 
segundo  lugar, demostrar que  el carácter
opresor de estas concepciones hace necesario la
destrucción sistemática de esta filosofía
de  la opresión  para  conformar un
lenguaje de  la  liberación. Esta
pretensión  emancipatoria tiene el inconveniente
de  que asumirla  implicaría desconocer el
carácter universal  de  la
filosofía,  la  cual trasciende las 
fronteras  nacionales  y
continentales.   

La  reflexión  anterior tampoco debe 
desecharse  totalmente, pues  en  ella existe un
grano de razón en virtud de  ser  un
intento   para   lograr  un 
pensamiento   representativo   y
originario  de esta parte del mundo, que cumpla 
una  función desalienatoria;  aunque 
para  ello  no  se  debe  obviar 
el pensamiento universal en el cual se representan los elementos
más positivos de las culturas
anteriores.   

Dussel parte de la tesis de que este lenguaje de la 
opresión y   la  opulencia  se 
convierte  en   expresión  
ideológica representativa   de  
los   intereses   clasistas  
de  los explotadores.  Tampoco  se debe 
rechazar  radicalmente  esta tesis,  por 
cuanto "el centro" se ha  especializado  en  la
tarea  de crear doctrinas acreditativas de sus 
posiciones  de clase las cuales sirvan como elementos
teóricos que sustenten sus sistemas
sociales.    Al  respecto  Dussel 
toma como esquema  de  pensamiento  una
posición   nihilista,   que 
niega   radicalmente   todo   el
pensamiento filosófico precedente y sugiere:  
"Es necesario, entonces y previamente desarticular, 
destruir, desarmar  dicho lenguaje y lógica para que
la brecha  abierta en  la  fortaleza 
de  la  sofística  pueda 
accederse  a  la realidad."(38).   

Para  cumplir con la misión de "destruir" 
todo  el pensamiento anterior, Dussel toma como puntos
de  partida  las categorías   de lo
"mismo" y lo "otro", conceptos que  en  lo
adelante  van a tratar  de caracterizar las
relaciones  entre el oprimido y la dominación, entre
el centro y la  periferia. Tal relación
representará el dominio de un mundo por el otro, como
expresión del dominio y la sumisión del más
débil al fuerte.  Destruir  el 
pensamiento  del  centro  equivale   a
demostrar la imposibilidad de asumir esta forma de 
reflexión  en  virtud  de  su
carácter dominador y opresivo. A todo  el pensar
nordatlántico Dussel lo cataloga como "Ontología de
la Totalidad",  es  decir, representativo de la
opresión  y,  por ello, imposible de utilizar,
pues posee funciones 
diferentes, a los intereses de este contexto latinoamericano.
Esta labor que  se propone Dussel indica desde un inicio la
asunción  de un esquema de pensamiento y
análisis unilateral e  incorrecto desde el punto de
vista metodológico, porque el pensamiento del hombre 
está  objetivamente condicionado por todo 
el  acervo cultural que hereda de generaciones anteriores.
   

Acerca  de  la  relación de "lo
mismo"  y  "lo  otro"  Dussel
apunta:   "Lo  diferente  es  lo 
arrastrado  desde  la  identidad,  in-diferencia  
originaria  o  unidad  hasta  la 
dualidad.   La diferencia  supone la unidad: lo
mismo, mientras que lo  dis- tinto ( de dis; y del verbo
tinguere: pintar, poner tintura), indica mejor la diversidad y no
supone la unidad previa.(39).    De lo anterior se
puede llegar a la siguiente
interpretación:    La 
Dialéctica Monológica asume un pensamiento
totalizador  a partir de la existencia de una identidad
originaria fuera  de lo  cual no puede existir otra
cosa, por lo tanto,  no  puede darse una
relación con "lo otro" (el oprimido); la Dialéctica
Monológica, dígase totalizante, debe ser
sustituida  por la  Analéctica 
Dialógica, – según Dussel -, pues 
permite  el  diálogo  no  el monólogo,
o sea, la relación con el "otro", donde el otro  es
el  oprimido. El pueblo latinoamericano está
subsumido en  el "otro",   por  lo 
cual  la  filosofía  en 
tanto   que   sea representativa del lenguaje
ideológico del centro, no sirve a la periferia pues es
expresión de la identidad originaria que no permite
más allá de sí lo diferente.
(40)   

Tomando como base este presupuesto teórico, el autor
enfila su lenguaje  en  contra  de 
todas  las  formas  anteriores  de filosofar
por considerarlas como partes del pensamiento de  la
totalidad,  que  cumplen con su función
dominadora.  Así,  por ejemplo,  el 
pensamiento  de  la  antigüedad
clásica   es caracterizado como el de la
dominación, sobre lo cual apunta:   "Todo pensar
presocrático, Platón,
Aristóteles y el  helenismo se
mueve dentro de la ontología de "lo mismo", como
ámbito de la totalidad." (41).    El 
hecho de partir del principio de la  contextualidad 
para concebir  un auténtico pensamiento
latinoamericano,  no  debe tener  como idea
inicial privar a la filosofía de su carácter
universal.  El  pensar  presocrático
de  los  albores  de  la humanidad 
surge  en esos contextos con la intención 
de  dar respuestas a los problemas de aquella sociedad; pero
no es privativo de esa parte del mundo, sino que forma parte
de  la cultura 
universal  en  la cual  se  encuentra 
insertada  la cultura latinoamericana.    La
filosofía hegeliana, que  representó un
momento importante para toda reflexión filosófica,
tiene como error el punto  de partida idealista que no
permite obtener una visión  acertada de 
la  realidad. No obstante, este pensamiento- a 
pesar  de cualquier  rencor  intelectual por
la  incorrecta  valoración hecha  a 
la  historia de los pueblos de  América- 
no  puede llevar  a  la  conclusión de
que se deba  excluir  como  algo
inútil  a  la  intelección 
filosófica  de  estos  lares.  Al
respecto Dussel expone:   "Si  ha habido en la
modernidad un caso paradigmático de  esta
inclusión de "el otro" en "lo mismo" absoluto ha
sido  Hegel. Lo  absoluto  sin  alteridad es
lo  absuelto,  lo  único,  lo
solitario, lo que no tiene otro que sí mismo.
(42).   

En  el  caso de Hegel, Dussel se detiene 
para  demostrar  el carácter dominador y opresor
de este pensamiento, por lo  que ha  representado 
para la Historia de la Filosofía y  por  la
apreciación  que tenía  sobre los 
pueblos  latinoamericanos. Por  ello, interpreta la
dialéctica del señor y el esclavo  y la 
conversión  de  este último mediante
la  libertad 
de  la autoconciencia concluyendo que "el otro" hegeliano no
es  más que  desdoblarse  o 
escindirse en "lo mismo,"  y  por  tanto
sugiere:   "Los  opuestos hegelianos, las
sucesivas reconciliaciones  del momento 
especulativo,  nunca pueden abrirse a  lo 
realmente nuevo, a lo realmente "otro"; sólo se
mueven  dialécticamente dentro  de 
"lo  mismo" sin ninguna  novedad,  sin 
auténtica alteridad.  La  categoría 
de Totalidad  nunca  ha  sido  tan
sistemáticamente pensada como por Hegel."
(43).   

Como  se observa, el pensamiento hegeliano- según
Dussel-  no puede ser tomado como expresión de
ningún elemento del pensar latinoamericano, y se debe
destruir totalmente. El  desprecio de  Hegel 
hacia  estos pueblos, al  considerarlos 
como  sin historia,  presupone que su
destrucción debe hacerse  de  una manera
sistemática y acabada.   

A Descartes y
Levinas los aplaude por haber utilizado la idea del infinito,
según él, para oponerse a la totalidad. (Dussel
toma  a Levinas (44) como un autor básico que ha
influido  de manera  determinante en su obra
filosófica), y  conceptúa  a este
pensador como un crítico de la
Totalidad:    "  Descartes  admite la
alteridad en la idea de  lo  infinito (Dios) 
Levinas ha fundado en dicha idea de infinito toda  su
crítica  a la totalidad."(45).   

A no ser Descartes y Levinas, prácticamente todo el
resto  de la  filosofía  es 
caracterizada como de  la  totalidad,  por ejemplo
la filosofía kantiana, el yo fichteano, la 
filosofía de  Kierkegaard,  Comte, Heidegger
y  Marx  son  conceptuados también 
como  filosofía  de la 
dominación,  sin  establecer diferencias de
ningún tipo.   "Todas  las 
descripciones  ontológicas  de 
Heidegger  o   de Husserl,  todas las
descripciones de Feuerbach y de Marx,  en el 
fondo,-apunta  Dussel- tienen como  última 
categoría  la totalidad.   
Ahora   nos  enfrentaremos  exactamente 
a  esta   categoría. Solamente mostrando su
espantosa agresividad, cuando ella  se cierra, 
es  que vamos a comprender la  realidad. 
Desde  las ruinas  de  la totalidad ha de surgir
la  posibilidad  de  la filosofía
latinoamericana." (46).   

De  forma  clara queda expresado el intento de 
librarse  del tutelaje   de   la 
Filosofía  Occidental,   como  
condición indispensable  para  lograr  un
discurso  coherente  para  la liberación.
Este esquema de pensamiento ha sido utilizado  en
innumerables  momentos de la Historia de la 
Filosofía como intento de situarse por encima del
materialismo y del  idealismo,  es  decir, 
con el objetivo de  encontrar  un  tercer partido
en filosofía.    

El hecho de considerar a Marx en la misma posición de
Hegel, Feuerbach  y  otros pensadores, indica 
también que  en  esta primera etapa de su
quehacer filosófico Dussel todavía no ha tenido la
oportunidad de leer integralmente el pensamiento marxista, y por
ello le es imposible encontrar la distinción entre
éste y otros pensadores, o entre Hegel y los 
filósofos que le anteceden para apreciar el
aporte que pueden  brindar estas reflexiones para el mundo
latinoamericano.    La  obra 
cultural  de  los  hombres  actuales 
de  cualquier contexto,  ha sido posible porque tiene
tras sí  la  labor imperceptible y continua de
la humanidad y a ello no se puede renunciar  por 
ningún rencor, ni tampoco será  el 
camino  a seguir  para  encontrar los 
instrumentos  desalienatorios  y epistémicos
para la liberación. La resultante de una posición
similar  puede ser la repetición – con otras 
palabras  y  en otros contextos- de viejas
fórmulas filosóficas que  entonces
serán  tomadas  como  nuevas, o 
el  desprecio  de  elementos positivos  
y   necesarios   que  
no   serán    considerados
correctamente de la filosofía
anterior.   

A partir de la existencia de la Ontología de la
Totalidad, es decir,  de  un pensamiento de la
opresión, Dussel  deduce  la existencia de una
praxis de la opresión.    La 
relación entre "lo mismo" y "lo otro" es analizada, 
en el  ámbito  del  pensamiento, como 
la  función  totalizadora, dominadora  de
"lo mismo" hacia "el otro", (el  pobre);  pero
esta  praxis  de la opresión se desdobla
como  ideología  del "centro"  explotador,
dominador, que instaura un sistema   de
represión  con  su fundamentación 
justificativa,  es  decir, ideológica, 
la  cual  usa medios y  fines  para 
impedir  la subversión  del sistema. La
consideración de todo el  pensamiento 
anterior  como ontología de la totalidad, 
expresa  la idea   de  que  no 
ha  existido  un  discurso 
humanista   y desalienatorio   para 
esta  parte  del   mundo  
-incluyendo lógicamente- el discurso
marxista.    Las  categorías  de
"lo mismo" y "lo otro"  son  usadas  para
exponer,   también,  cómo 
la  opresión  -a  partir  
de   un pensamiento  dominador- se desdobla hacia
la praxis  política para reprimir cualquier intento
de reclamar justicia:

    "En este caso -expone Dussel-
habría que eliminar "el  otro", que  defiende su
exterioridad, esa es la causa ontológica  de los
"campos de concentración" de la identidad totalizante del
totalitarismo  hitleriano o fascista, esa es la causa
de  los trabajos  forzados de Siberia de la 
"dictadura",  pretendida del 
proletariado, esa es la causa de la represión contra 
el "negro"  en  Estados Unidos,
esa es la causa por la  que  los regímenes 
policíacos luchan, cuando lo reducido a ser  " 
lo otro " defiende su dignidad de
ser "el otro" intotalizable en una  ideología que se
arroga la veracidad originaria  de  "lo mismo"  y,
porque lo mismo defiende su pretensión de  ser 
la Totalidad, es que se instaura la guerra como
modo  permanente de  la  subversión del
totalitario orden del  todo,  que  "lo otro" como
vendría a poner en cuestión." (47).

    La  relación del centro con la
periferia se produce  bajo  la "Unipolaridad". 
Dussel capta y predice  la  intención  del
pensamiento  de  la  dominación  de
lograr  un  mundo  de  la
dominación   unipolar,  donde exista una
sola  voz,  un  solo esquema  de 
pensar,  una sola ideología,  un 
solo  proyecto social con sus aparatos hegemónicos
que permitan perpetuar la dominación  de unos pocos y
justificar la opresión de  otros. Dussel, 
de  una  manera  intuitiva  y 
genial,  adivina   la tendencia  de 
este  pensamiento  de  la 
dominación  en   la gestación 
de  un mundo unipolar. Por ello hay  una
razón  muy  valedera que es necesario leer 
con  detenimiento para tener una idea más exacta de
la comprensión actual de  la  sociedad y sus
tendencias. Al  mismo  tiempo  ignora 
en  el  análisis entre "lo mismo"  y 
"lo  Otro",  el problema   de  
clases  -elemento   importante  
para   poder caracterizar  la relación
entre el centro y la periferia-  es decir,  entre 
"lo mismo" y "lo otro" e  incluso  dentro  del
mismo  centro o la misma periferia. Utilizar el 
enfoque  de clases hubiera permitido tener una
concepción más acabada, una verdadera 
disección    de  los 
mecanismos  hegemónicos   de
dominación  del  centro  con 
sus  desigualdades  y  de   los
elementos más importantes de la periferia, o sea, se 
hubiera logrado  una  visión 
más  concreta  del  problema. 
Todo  lo anterior  se realiza sin tener en cuenta
la  visión  clasista del 
fenómeno,  pero  lo interesante es 
que  se  Adivina  la tendencia 
del  pensamiento de la dominación,  de 
lograr  la existencia de un mundo unipolar.

B.        LA 
METAFÍSICA DE LA ALTERIDAD, ALTERNATIVA DUSSELIANA 
ANTE EL PENSAR NORDATLÁNTICO

A la labor planteada por Dussel de "destruir" todo el 
pensar del  centro  para lograr uno diferente en
la  periferia,  se añade  la  tarea de
formular una concepción que  permita  dar
respuesta a las expectativas y los problemas del mundo de los
oprimidos, pero principalmente del mundo latinoamericano- 
es decir-  el desmontaje de  todo el pensamiento
anterior  para construir una concepción  de la
periferia    El  hecho de que en
América la filosofía es también 
toma  de conciencia para la actuación
práctica, hace que detrás de  la
crítica  a la Ontología de la Totalidad
realizada por  Dussel subyazga también una praxis
política en pos de la liberación. Dussel comienza
la construcción de su proyecto  emancipatorio tomando
como punto de partida pasajes bíblicos para  realizar
la interpelación al "otro".   

La  primera categoría que utiliza en este sentido
es  la  del cara a cara como vía de interpelar
al "otro":   " (el Antiguo
Testamento del Occidente se relata que "  Yahveh
hablaba  con Moisés Cara- a- cara" como el
hombre  que  habla con  un íntimo (Exodo
33,11) Y hablaba Jehová a Moisés cara  a cara,
como cualquiera a su compañero." (48).   
"El  cara  a  cara"  es utilizado por 
Dussel  como  manera  de demostrar intimidad,
poner atención, oír y prestar "servicio" al
"otro"; es una forma de demostrar que entre dos  personas
o  dos  pueblos existe una comunicación, una  intimidad, 
una confianza. Junto con "el cara a cara", también utiliza
"el  boca a boca" de (números, 12, 8 a). (Ambos
pasajes bíblicos expresan un  punto de partida para
comprender cómo debe ser la  manera de 
relacionarse  dos personas o dos pueblos  en 
los  cuales exista verdaderamente una relación de
hermandad).   " Ese  "cara  a- cara", "boca
a- boca" -apunta Dussel-  es  la relación 
irrespectiva  de  la  intimidad,  amor   alterativo (expresado 
en  hebreo, en el primer texto, 
por  la  palabra rehehi,  filón en griego).
El rostro de un hombre  frente  al rostro 
de  otro  en  la intimidad, en  la 
justicia,  es  el colocarse  como  un 
"yo" personal
ante  un  otro  igualmente personal."
(49).    La  relación del "yo-
otro"  ("el mismo" – "el otro"),  tiene su 
expresión más concreta en la formulación de
los  opuestos varón-   mujer 
(erótica),  maestro-discipulo  
(pedagógica), hermano-  hermano (política).
Dussel utiliza estos  conceptos para  caracterizar las
relaciones entre los individuos en  la sociedad en todos los
contextos:   "La  analéctica de la
alteridad – según Dussel- se  cumple  en
real   concreción  entre  el 
varón-   mujer,   padres-hijos,
hermano-hermano. 

Todos estos encuentros pueden darse  en  la
modalidad del libre-libre." (50)    El concepto de
"dominación" y su opuesto el "servicio", en la
teoría   dusseliana   no  
se  reduce   simplemente   
a   la  "dominación"  o el "servicio"
como conceptos  genéricos  sólo
para   centro- periferia (de lo cual se habló en
el  capítulo anterior),  sino que se desdobla
hacia lo cotidiano  y  se inserta  
en   la  vida  y  la 
cultura   de   los   pueblos,
convirtiéndose en un elemento que se traduce hacia
todas  las relaciones humanas, es decir, es más bien
una relación ética. Esto implica que el concepto
"liberación" debe  tener  una 
multilateralidad e  integralidad  para  que llegue
hasta los rincones más apartados de la vida cultural e
ideológica  de la sociedad. Por ello, como se 
observará  más adelante,  el 
concepto de pueblo pasará a  ocupar  un 
lugar central  en  la  concepción
dusseliana, lo  cual  se  vincula
también  al  carácter  abstracto y
ambiguo de ésta.    

La  Erótica  es  la relación
varón- mujer,  donde aquella aparece  como "el
otro", como el oprimido. Esto  deviene  muy
directamente    del   papel  
que   ha desempeñado la    mujer
latinoamericana, como persona oprimida
por la manera machista en  que se comportan las relaciones
en estos lares,  lo  cual  tiene su historia,
desde la mujer india 
conquistada por  los españoles hasta nuestros
días. Al respecto Dussel plantea:   "El 
varón  domina  a la mujer y,  en 
la  totalidad  varonil, la mujer cumple entonces la
función de parte. En el caso de que la mujer se liberara,
como exterioridad con respecto al varón, sólo
entonces se daría el cara- a- cara en la libertad."
(51).   

Estas   apreciaciones  de  Dussel 
encuentran   simpatías   y
aceptación   por   cuanto 
reflejan  una   problemática  
que históricamente    se  
ha   manifestado   en  
la    sociedad latinoamericana y que aún
predomina en la actualidad.    La
Pedagógica es la relación padre- hijo, maestro-
alumno. En ésta se toma como paradigma la pedagogía dominadora, en la cual el
hijo  debe reproducir en pequeña escala o en nueva
escala  al padre:   "La pedagogía
dominadora en síntesis
es -según Dussel- que  el hijo  sea  "lo
mismo" que los padres. En este  caso  el  hijo
queda  también reducido a ser un objeto de
depósito  bancario de la pareja, de la
tradición, de la cultura o del Ministerio de Educación, que es "lo
mismo".   

El  hijo dominado es totalizado dentro del sistema. Por
 ello es necesario una liberación Pedagógica."
(52).    La Política: Relación
hermano- hermano, con la cual:     " A su vez,
también al hermano se lo puede totalizar: -apunta
Dussel-  esa  totalización   del 
hermano  es  la  dominación
política. Esta será la última en la exposición, porque a  su vez, 
la  dominación  política 
permite  un  condicionamiento pedagógico y
erótico." (53)      

La  dominación política se conceptúa
como totalización  entre hermanos,  donde 
unos  oprimen a los  otros;  pero,  por 
el carácter   de  las 
relaciones  entre  ellos,  debieran  
ser relaciones  de  fraternidad. Esto se 
analiza  utilizando  el término
benevolencia:   "¿Cómo podríamos
llamar a la relación existente entre alguien que
está  en  el  sistema o totalidad 
y  el  otro?  -indaga Dussel-.  Me
agradaría volver al término latino muy antiguo, el
término "benevolencia". La benevolencia indica el querer
el bien, la benevolencia en su sentido profundo, significa el
querer el bien del otro como otro. Esto es amistad, ya que
ésta   -   tal como decían los
clásicos- es   la   mutua
benevolencia; es amor mutuo que desemboca en el 
"nosotros". a Para  que sea posible la
mutua benevolencia hay que  comenzar por el amor en la
gratitud. Solamente el que pueda desear la libertad, la
liberación del otro que es el pobre, desde él y no
desde la totalidad, es quien realmente puede instaurar una
política de justicia." (54).   

Las  relaciones  erótica, 
pedagógica y  política  tratan  de
llevar  el  concepto  liberación hacia
todos los rincones de  la cotidianidad, intentan convertir
la filosofía en una  praxis política, pero
más bien se convierte en una ética, que 
debe  solucionar  todos  y  cada 
uno  de  los problemas de la sociedad latinoamericana.
Este mensaje es en cierta medida racional, por cuanto indica que
la  filosofía  está llamada
también a resolver  los problemas de este mundo
"actuando en él",  pero para  cumplir 
con  esta tarea es  necesario  establecer 
una orientación  hacia  los  fines del
hombre en  virtud  de  los contextos en que se
desarrolle. Entre  la  Erótica,   la
Pedagógica  y la Política, el elemento
básico es  la  última, pues es en la
relación que se deben encontrar los hombres y
mediante   ella, se puede lograr la 
"benevolencia"-  que  es según 
 el   planteamiento  de   Dussel
-"amor",   condición indispensable 
para  lograr la desalienación  del 
individuo. Esta   fórmula  
lógicamente debe   tener   como
centros a la familia y
la escuela,
contextos donde se forman  los elementos culturales
necesarios para  activar  la conciencia  del
hombre y poder vivir en cualquier sociedad.  Por ello 
la función liberadora está permeada de un
fuerte  matiz educativo.  La praxis política se
convierte en praxis educativa que pretende preparar
ideológicamente al individuo para la tarea de la
liberación.    

La  escuela  y  la familia
constituyen  factores  dentro  del
sistema  de   influencias  
educativas   en   una   sociedad
determinada,  donde la primera desempeña un
papel  rector  ya que  es la encargada de formar
al hombre  en  correspondencia con  el  fin y
los objetivos de la educación, 
todo  lo  cual responde  directamente  al
sistema económico y  político; aunque
ambas  tengan también una influencia preponderante en
el resto de la sociedad. El discurso dusseliano -a pesar de que
pretende librarse  del tutelaje de la Filosofía
Nordatlántica- repite la fórmula del "amor", 
la  "fraternidad", la "benevolencia",  etc., 
que  en incontables ocasiones se ha utilizado con diversos
matices en la  filosofía  y por ello, la labor
de eliminar  el  tutelaje  occidental  no se
logra, sino que se repiten momentos  de  la anterior.
(Feuerbach, Pierre Teilhard de Chardín,
etc.). Tómese como ejemplo el siguiente párrafo
y compárese con la visión dusseliana del
mundo:   "Si la esencia del hombre es la esencia
suprema del hombre, -escribió  
Feuerbach   hace bastante  
tiempo-   debe   ser prácticamente la
ley suprema y
primera del hombre, el amor del hombre por el hombre. Homo homini
Deus est.- Es éste el principio supremo y práctico-
es éste el momento decisivo que cambia la historia del
mundo. Las relaciones del niño con los padres, del esposo
con la esposa, del hermano con el hermano, del amigo con el amigo
y en general del hombre con el hombre, en una palabra todas las
relaciones morales, son de por sí relaciones
verdaderamente religiosas. "(55)   

Si se insertara este párrafo subrepticiamente en los
textos de Dussel, seguramente pasaría inadvertido. Como se
observa en Feuerbach existía la erótica, la
pedagógica y la política, de lo cual se pueden
sacar conclusiones acerca de las fuentes
utilizadas por Dussel para conformar su concepción. 
Hay un parecido tan cercano entre ambas formulaciones, que a
veces no se puede determinar quién es uno o cuál es
el otro.  Es esto lo que se recoge de la labor dusseliana de
"destruir" todo el pensamiento anterior de más allá
del Atlántico."En  el ideal de fusión
de las almas -habíamos  expresado  en
relación  con Feuerbach- se encuentra nuevamente la
idea  del nacimiento  y el retorno a Dios esta vez a
través  del  amor, elemento  usado por
Feuerbach mucho antes para justificar  la necesidad 
de  una  religión.  Este
elemento   presenta   un segundo aspecto que
se vincula al papel práctico del hombre como ser
consciente…" (56)    En la Metafísica de
la Alteridad subyace subliminalmente el mensaje del sentimiento
religioso, con la benevolencia, el amor, el servicio al "otro".
Es más bien una ética, una teoría del deber
ser que se complementa con un elemento de gran importancia para
Dussel el método filosófico. Que debe ocupar un
lugar central   en cualquier concepción. Es por
ello que Dussel se detiene, muy en correspondencia con sus
objetivos, en el análisis de  esta importante
categoría para lo cual asume consecuentemente  una
posición  similar   al  esquema
de  pensamiento  inicial,  es decir, esta
filosofía nordatlántica  debe tener un
método  en correspondencia  con su
función dominadora y de opresión,  el
cual  también  debe ser destruido – al igual que
se  hizo  con toda  la  filosofía -,
para buscar un  método  propio  
de  la Filosofía  de  la 
Liberación,  en el  que  por 
lógica  debe aparecer  como  premisa
indispensable el cumplimiento  de  su función
liberadora.   

Según   Dussel,   el método
dialéctico de   la   Filosofía
Nordatlántica cumple con su función totalizadora;
por tanto, hay que proponer uno nuevo después de haber
destruido el primero.   "El  método 
dialéctico  es  la  expansión 
dominadora  de  la totalidad  desde sí, el
pasaje de la potencia al acto
de  "lo mismo". El método analéctico es el
pasaje al "servir- le" (al Otro) creativamente."
(57).   

Los Métodos
Dialéctico y Analéctico tienen distintas funciones
-según Dussel- quien parte de la Ontología de la
Totalidad que por su esencia es totalizadora, abarcadora,
dominadora, explotadora, y tiene como cualidad indispensable
reconocer sólo y exclusivamente su todo; por ello la
engloba dentro de la categoría de "lo mismo". Esta
totalidad se organiza de tal manera, que retorna sobre sí
mismo, sin escuchar "oír", la "voz del "otro".  Para
este son válidas la filosofía de Hegel, Nietzche,
Platón,
Marx, etc. Por tanto a Latinoamérica lo que hicieron fue
absorberla dentro de la "Dialéctica del abuso" sobre el
"Otro". Es decir, el método dialéctico de los
filósofos mencionados es opresor, totalizador. Más
allá de la totalidad  se halla el "otro", para lo
cual clama  Dussel  el ser  oído,
exige por una nueva relación entre ambos, por  una
nueva forma de relacionarse, por una Analéctica, donde sea
el "cara-  a – cara", el "servicio", "oír la voz del
otro"  que, visto  como exterioridad a la totalidad, es
considerado  como bárbaro, como el no-ser. Por tanto
el método analéctico debe sustituir al
dialéctico que es el de la opresión, en el cual
conceptúa por igual a Marx, Hegel, etc., reiterando no
distinguir la diferencia entre ambos pensadores:   "El
método ana- léctico -señala Dussel- surge
desde el Otro y avanza dialécticamente; hay una
discontinuidad que surge de la libertad del otro. Este
método, tiene en cuenta la palabra del  otro 
como otro, implementa  dialécticamente 
todas  las mediaciones  necesarias para responder a
otras  palabras,  se compromete  por la fe a la
palabra histórica y de todos  esos pasos esperando el
día lejano en que pueda vivir con el  otro y 
pensar  su palabra, es el método ana-
léctico,  método  de liberación
pedagógico analéctico de liberación."
(58).   

El  método analéctico, como se observa,
pretende  convertirse en  una praxis política
-pero en abstracto-, pues  no  señala una 
orientación  hacia  fines concretos, ni 
vías  y  medios efectivos  que permitan -de
una manera específica- lograr  la
liberación  en cualquiera de los sentidos
propuestos.  Cuando se  habla  de métodos
es porque se quiere señalar  el  camino hacia
algo, la vía efectiva, la guía para lograr un 
objetivo y,  por  tanto, esto deberá conducir
al  objetivo  propuesto, tomando como premisa un
esquema de pensamiento que revele  la lógica 
del aparato conceptual desde el punto de vista de  la
Filosofía,  para  poder  hacer 
su  aporte  al  proyecto   de
liberación, en el cual no sólo ésta debe
intervenir.    

Los "centros de poder" no se conmocionan por la "fe en la
palabra histórica". Por ello Dussel -tomando como punto de
partida un esquema abstracto como método
filosófico- plantea como solución el deseo de
liberación por parte del centro :"Cuando el "centro"
reconozca su falta y permita la liberación de los pueblos
dominados, – sugiere Dussel- habrá un otro y, cuando se
produzca el reconocimiento del otro, sólo entonces
surgirá   la posibilidad de la revelación
del   absoluto alterativo.  El absoluto otro por
su parte, será el punto de apoyo de la crítica que
se ejerza en el nuevo sistema que se organice mundialmente."
(59).   

Esta  posición  utópica está
muy en  correspondencia  con  la
función  que le concede Dussel al 
filósofo como maestro  que se opone a la totalidad
criticando la ideología que  sustenta el 
sistema, lo cual lo distingue del político  por 
ser  este último representativo del poder, de
ahí que: "El filosofo, en América  Latina,
debe comenzar por ser discípulo del  pueblo oprimido
latinoamericano. " (60).   

Este ejercicio discipular del filósofo en
América Latina,  está muy relacionada con la
función pedagógica que -según  Dussel-
debe adquirir  aquél como maestro de las nuevas
generaciones, magisterio que  debe adquirir una 
función  ideológica  muy
vinculada   a  la praxis política 
-pero  distinguiéndose  de ella-  lo
cual  conduce a que en  determinado  momento el
filósofo deba  enfrentarse al político que lo
acompaña en la  lucha.  Por ello Dussel
justifica la ambigüedad del discurso filosófico, pues
el filósofo en su enfrentamiento al político debe
enmascarar sus palabras para no ser criticado y reprimido. Para
ello parte de su experiencia personal, cuando fue atacado en su
casa con una bomba y una de sus estudiantes resultó
muerta.   "De  ahí, repito -explica Dussel-
que la función del  filósofo sea 
liberadora  porque se vuelve sobre la  polis, 
sobre  la ciudad   para  criticar 
las  ideologías  que 
ocultan     la dominación y al mismo
político que fue su compañero de  lucha en el
proceso de liberación. (61).

CONCLUSIONES CAPÍTULO
II.

    En  resumen,  se  puede
decir que  el  método 
analéctico  se transforma  en una praxis
teórica donde subyace,  enmascarada en  un 
discurso  ambiguo, una  crítica 
teórica  al  sistema
político para trazar un "camino" teórico de la
"liberación".    

El mensaje de Dussel -a través de toda su obra- es
conciliatorio, no para la verdadera
liberación:   "La Liberación -apunta
Dussel- no es primera ni esencialmente un odio o una lucha. La
liberación primera y esencialmente es un movimiento de
amor al bien común futuro, una esperanza en el bien-estar,
una voluntad de libertad, sentido de realidad (que es exterior al
ser del sistema opresor)." (62).   

Si bien es cierto que hay racionalidad en el planteamiento de
la  necesidad  de  una liberación del 
centro,  el  hecho  de plantear  un 
discurso  ambiguo y  abstracto,  fuera 
de  las clases, priva a la concepción de una
verdadera concreción  en estos primeros momentos.
   

Como   se   observa,  en 
esta  etapa  inicial   existe   una
contraposición entre ambos métodos, – la
dialéctica y la analéctica -  lo cual se
"suaviza"  con el  ulterior  desarrollo de las
concepciones de  Dussel,  muy especialmente 
cuando comienza a incursionar en  el  marxismo (63). En
"el cara a cara", "boca a boca" y la "opción por el otro",
subyace una ética de las relaciones humanas, derivada de
la interpretación de los escritos bíblicos como
elemento indispensable, la obra de Levinas y la visión
feuerbachiana del mundo, de crear una religión del amor
para todos los hombres, mensaje que se traduce en esta doctrina,
en "la opción por el otro" a partir del "cara a cara",
"boca a boca" y las relaciones entre las personas a través
de la Erótica, la Pedagógica y la
Política.   

Capítulo 3

VISIÓN DE ENRIQUE
DUSSEL ACERCA DE
LA OBRA DE CARLOS MARX

A).ACERCAMIENTO INICIAL DE ENRIQUE DUSSEL A LA OBRA DE
CARLOS MARX.

"Los filósofos no han hecho mas que interpretar de
diversos     modos el mundo, pero de lo que
se trata es de transformarlo."
               

Tesis 11 de Marx Sobre Feuerbach. (64)Toda 
concepción  que pretenda dar  una 
interpretación  acertada acerca  de  la
problemática humanística actual, sea cual 
sea  la tendencia  a que pertenezca, casi siempre de
alguna  manera  hace referencia al pensamiento
marxista, de lo cual no ha escapado  el pensador Enrique
Dussel.

El  pensamiento dusseliano con respecto a Marx no
es  exactamente igual  en  todas sus etapas: hay
un momento inicial  en  que  se rechaza 
radicalmente  el pensamiento de  Marx  por 
considerarlo dentro de   la  llamada 
Ontología  de   la  
Totalidad,   pero posteriormente  en 
la  medida en que Dussel  se  adentra 
en  el
conocimiento  de  esa forma de reflexión,
aparece  un  acercamiento mucho  más 
directo y original al extremo de  considerarse  a 
sí mismo un marxista. Lo primero que no puede desconocerse
cuando se profundiza en el pensamiento de Dussel es el hecho de
que en América la filosofía se encuentra
íntimamente relacionada con la praxis política.
Esto se  deriva  del fin orientador que asume 
la  misma,  para encontrar  la  esencia 
del ser  latinoamericano,  su  distinción
original  con respecto a otras racionalidades y a la
función  que  siempre ha desempeñado en
la comprensión y transformación de la 
realidad. A la teoría marxista no se le puede desconocer
la función de praxis política que desempeña
en relación con su carácter orientador y
cosmovisivo. A la concepción filosófica  de
Enrique Dussel también le es inherente la intención
de  convertir la filosofía en una praxis
política, a partir de la necesidad  de utilizarla
como una forma de ilustración de las mentes americanas para
el logro de una verdadera emancipación en todos los
órdenes, a fin de alcanzar  un 
pensamiento  auténtico  y  original 
que  sea representativo del hombre americano. Desde
este ángulo se  puede considerar  entonces 
a  la  filosofía  latinoamericana 
con  una función   mucho 
más  cercana  a  las 
necesidades del   hombre latinoamericano,  lo
que está en medio de la discusión no  es 
la categoría  filosófica de "esencia", sino la
configuración  de  un proceso liberador (de un
proyecto) para América Latina. (65)

La visión del marxismo se ha adaptado y se adapta como
teoría a la comprensión de los problemas del mundo
latinoamericano. Ejemplos hay muchos: Mariátegui,
Aníbal Ponce, Ernesto  Guevara, Fidel Castro,
etc. pero la concepción de Dussel como
filósofo  de la  liberación 
en  esta  primera etapa es  la  de 
librarse  del tutelaje  de  la Filosofía
Occidental  en la cual se  incluye  la
concepción del marxismo al lado de Hegel, Platón,
etc." Karl Marx
-escribe Dussel- por su parte, más hegeliano que  los
nombrados, queda apresado dentro de la categoría de la
totalidad, en  especial  por  la noción
de  Gattungswesen  del  hombre  como
humanidad.   La   dialéctica 
hegeliana  del   señor-esclavo  
es ónticamente  interpretada, 
asignándosele al señor (que  era  una
"figura"  de  la  conciencia)  la clase 
burguesa  y  al  esclavo (momento 
superior  de la conciencia) la clase proletaria: 
"  La historia de toda la humanidad hasta nuestros
días no ha sido  sino la  historia 
de  la lucha de clases 320. A 
esta  dialéctica  se agrega  la  del
hombre y la naturaleza, que se  concreta  por  el
trabajo que el hombre como praxis efectúa sobre la
naturaleza: la cultura. Cuando el hombre recupera su ser alienado
en la obra  del trabajo, que va a parar a manos ajenas en el
sistema capitalista, dicho hombre se realiza como "ser
genérico" (Gattungswesen), como humanidad  sin 
contradicciones  desapareciendo  la  
"conciencia desdichada"  y  produciéndose 
la plena resurrección  en  la  que consiste
la humanización de la naturaleza o la
naturalización del hombre: situación límite
irreversible de la conciencia, identidad y efectividad
humano-natural: Totalidad cultural como  resultado. Si 
se  tiene  en  cuenta lo  dicho 
podrá  comprenderse  que  la
categoría  de totalidad sigue incluyendo todos
los  momentos  del pensar de Marx.Todas  las 
oposiciones dialécticas son internas al  todo 
de  la naturaleza  e  historia, y, por su parte,
al haber  reducido,  el hombre  a  la sola
praxis, como trabajo, la totalidad al  fin  es
cultural: homo faber."  (66)

Partes: 1, 2, 3, 4
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